martes, 15 de julio de 2008

Requiem por la revista Slow


Sí, lamentablemente, la revista Slow del movimiento Slow Food, no va a editarse más. En el número 58, correspondiente al último cuatrimestre de 2007 pero arribado a estas costas en fecha relativamente reciente, Carlo Petrini se despide a nombre del equipo editor.

Muchas fueron las veces en que afirmé, ante amigos, alumnos y académicos, que ella constituía, sin duda alguna, la publicación de mayor calidad en el campo de la gastronomía, lo cual es bastante decir en un área que ha visto los últimos años crecer exponencialmente el número y diversidad de sus productos comunicacionales.

Diseño, materia prima (100% papel reciclado de excelente desempeño para la reproducción fotográfica), impresión y encuadernación perfectas, y las fotos de la mítica agencia Magnum-Contrasto, eran el soporte ideal para una reunión de saberes, perspectivas científicas y personales, experiencias, propuestas, legados, referencias geográficas y culturales, tan heterogéneas e inteligentemente tratadas y expuestas, como era imposible encontrar en ninguna otra publicación gastronómica, fuera comercial, institucional o académica. Por otra parte, allí quedaba patente y clara la filosofía del movimiento, en toda su rica multiplicidad de expresiones.

Seguramente Slow Food habrá pensado en cómo llenar de la mejor manera semejante vacío. No dudamos de que cuentan con los talentos para hacerlo bien. Pero nada nos hará olvidar la emoción y la gratitud que experimentamos cada vez que la revista Slow llegaba a nuestras manos, las intensas reflexiones que estimulaba.

Además, hay otro vacío pero ese no podrá llenarse ya. El de no haber encontrado, durante los 4 años que la pudimos leer consecutivamente, ni un solo artículo dedicado a la gastronomía venezolana, tan merecedora como cualquiera otra de unas páginas sobre alguno de sus muchos aspectos interesantes. En otro de sus nuevos medios de expresión será.

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