miércoles, 23 de julio de 2008

Tamara en alas del chocolate


Mi primer recuerdo de Tamara Rodríguez fue el "negro en camisa", mítico postre venezolano de origen colonial del que yo había leído mucho pero jamás había probado. Quienes ya conocían de las excelencias de la cocina de Pariana Café, su restaurante de Río Caribe, en la península de Paria, sin duda habrían afirmado que era mucha la suerte de poderlo degustar por vez primera venido de manos tan sabias y amorosas.

Con ese y muchos otros platos del rico acervo culinario pariano, esta inquieta periodista y cocinera se ha dedicado los últimos años a desempeñar el honroso papel de embajadora de las excelencias y posibilidades de la cocina oriental, al frente de los fogones de prestigiosos restaurantes de Maragarita, Puerto la Cruz, Maracaibo y Caracas, que le han cedido sus espacios para la realización de exitosos festivales a través de los cuales los propios venezolanos hemos podido descubrir una parte de nuestra identidad gastronómica sin duda tan extraordinaria como desconocida más allá de su región de origen.

Obviamente, uno de los productos emblemáticos de su cocina ha sido el chocolate. En los húmedos valles costeros de la península se ha sembrado cacao de excelente calidad por siglos. No en balde, Chocolates El Rey, al acometer su transformación en fábrica de chocolate con calidad de exportación a los más exigentes mercados consumidores del mundo, ha incorporado Río Caribe Superior, Macuro, Cariaco e Irapa (variedades de cacao parianas) como fuente de algunos de sus productos monovarietales del mayor nivel.

Hoy día, agricultores, campesinos y emprendedores de los sectores turístico, agroalimentario y de la restauración, han confluido en la península para potenciar el aprovechamiento de tan noble producto autóctono. Para muestra, la reciente apertura de un Museo del Cacao Pariano y la salida al mercado de los chocolates Paria, elaborados con cacao orgánico de la variedad Río Caribe Superior y sin la adición de lecitina de soya ni vainillina comunes en la inmensa mayoría de productos similares.

Del Museo no puedo dar cuenta por desconocerlo aún pero de los chocolates sí puedo decir que son simplemente espectaculares por su tersura, voluptuoso aroma y rotundo sabor que para nada disminuye el uso del azúcar morena como endulzante, otra particularidad de su elaboración. Toda una delicia que la generosidad de Tamara quiso poner al alcance de nuestro paladar, embajadora, como es también, del chocolate.

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